HISTORIA DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL
Integración - inclusión educativa
La integración constituye uno de los fenómenos de mayor trascendencia
en los últimos años en el campo de la educación. Su origen en la década de los 60 – inicialmente
en los países desarrollados, aunque extendiéndose progresivamente a todos los demás-
debe buscarse, por un lado, en los movimientos a favor del derecho de las minorías a no ser
discriminadas por razón de sus diferencias y, por otro, en la creciente conciencia de que las
condiciones de marginación en las que vivían las personas con discapacidad –entre otros colectivos-
suponían un empobrecimiento para su desarrollo personal y social. La historia reciente de los
movimientos educativos y de las iniciativas legislativas en distintos países, la toma de posición de
los organismos internacionales (UNESCO, OCDE) y los manifiestos de las asociaciones de las
personas afectadas o de sus padres constituyen una buena prueba de lo que se acaba de afirmar.
En nuestro país, con sólo recordar la Ley de Integración Social de los Minusválidos (1982),
que dio pie a los llamados decretos de integración promulgados por el MEC (1985) y por los
gobiernos de las distintas CC.AA. con competencias, y la LOGSE (1990) parecería suficiente para
dar una idea de la magnitud de la incidencia de la integración en el sistema educativo. En efecto,
la reforma educativa ha supuesto el reconocimiento del derecho de todas las personas con
discapacidad a ser escolarizadas siempre que sea posible en un centro ordinario, confirmando las
prácticas integradoras iniciadas ya unos años antes. La presencia de este alumnado en los centros
ha comportado importantes cambios organizativos, metodológicos, y curriculares, así como una
demanda insistente de recursos materiales, personales y de formación; a veces, también,
ha provocado resistencias, discrepancias entre las distintas personas o instancias implicadas y
algún que otro contratiempo. Es decir, parece que la práctica de la integración a nadie ha dejado
indiferente. Al cabo ya de quince años de integración, una rápida valoración permitiría afirmar que,
aunque a menudo el profesorado no se ha sentido suficientemente preparado y III Congreso
“La Atención a la Diversidad en el Sistema Educativo”. Universidad de Salamanca. Instituto
Universitario de Integración en la Comunidad (INICO) asistido para acometer con garantías las
exigencias derivadas de la integración, el esfuerzo llevado a cabo por muchos profesores para
adaptar la respuesta educativa a las necesidades particulares de determinados alumnos – junto
con la voluntad de la Administración Educativa - ha revertido en una mejora de la calidad de la
educación para todo el alumnado. A modo de resumen, se señalan a continuación algunas de las
cuestiones que a mi entender definen la situación actual respecto de la integración (Giné, 1998).
En un sentido amplio, hoy en día tanto la reflexión como la práctica de la integración en nuestro
país se sitúa en el cumplimiento de uno de los objetivos de la reforma que es justamente hacer de
los centros educativos un entorno comprensivo capaz de acoger y atender adecuadamente a la
diversidad de necesidades de los alumnos, sobretodo en la enseñanza secundaria obligatoria.
La ampliación de la educación secundaria obligatoria conlleva la presencia en las aulas de alumnado
con intereses, motivaciones y capacidades bien diferentes, entre los que se hallan tanto aquellos
procedentes de otras etnias y culturas, como aquellos con problemas emocionales y/o de aprendizaje
o bien con retraso en el desarrollo como consecuencia de una discapacidad. La opción a favor de un
currículum básico para todos los alumnos y, por tanto, de una escuela comprensiva exige tomar en
consideración las distintas necesidades presentes en el alumnado con objeto de que no se
conviertan en fuente de discriminación sino que se perciban como indicadores del tipo de apoyos
que van a necesitar con objeto de facilitar su progreso y, en última instancia, el logro de los objetivos
establecidos para cada una de las etapas educativas. La integración de los alumnos con algún tipo
de discapacidad no puede sustraerse a este concepto amplio de diversidad sino que en él encuentra
pleno sentido, dado que este planteamiento nos lleva a centrar la atención no tanto en lo que tienen
de diferente estos alumnos –aunque lógicamente sin menoscabo de sus características personales
si no en la naturaleza de la respuesta educativa, es decir en el tipo y grado de ayuda que necesitan
para progresar.
en los últimos años en el campo de la educación. Su origen en la década de los 60 – inicialmente
en los países desarrollados, aunque extendiéndose progresivamente a todos los demás-
debe buscarse, por un lado, en los movimientos a favor del derecho de las minorías a no ser
discriminadas por razón de sus diferencias y, por otro, en la creciente conciencia de que las
condiciones de marginación en las que vivían las personas con discapacidad –entre otros colectivos-
suponían un empobrecimiento para su desarrollo personal y social. La historia reciente de los
movimientos educativos y de las iniciativas legislativas en distintos países, la toma de posición de
los organismos internacionales (UNESCO, OCDE) y los manifiestos de las asociaciones de las
personas afectadas o de sus padres constituyen una buena prueba de lo que se acaba de afirmar.
En nuestro país, con sólo recordar la Ley de Integración Social de los Minusválidos (1982),
que dio pie a los llamados decretos de integración promulgados por el MEC (1985) y por los
gobiernos de las distintas CC.AA. con competencias, y la LOGSE (1990) parecería suficiente para
dar una idea de la magnitud de la incidencia de la integración en el sistema educativo. En efecto,
la reforma educativa ha supuesto el reconocimiento del derecho de todas las personas con
discapacidad a ser escolarizadas siempre que sea posible en un centro ordinario, confirmando las
prácticas integradoras iniciadas ya unos años antes. La presencia de este alumnado en los centros
ha comportado importantes cambios organizativos, metodológicos, y curriculares, así como una
demanda insistente de recursos materiales, personales y de formación; a veces, también,
ha provocado resistencias, discrepancias entre las distintas personas o instancias implicadas y
algún que otro contratiempo. Es decir, parece que la práctica de la integración a nadie ha dejado
indiferente. Al cabo ya de quince años de integración, una rápida valoración permitiría afirmar que,
aunque a menudo el profesorado no se ha sentido suficientemente preparado y III Congreso
“La Atención a la Diversidad en el Sistema Educativo”. Universidad de Salamanca. Instituto
Universitario de Integración en la Comunidad (INICO) asistido para acometer con garantías las
exigencias derivadas de la integración, el esfuerzo llevado a cabo por muchos profesores para
adaptar la respuesta educativa a las necesidades particulares de determinados alumnos – junto
con la voluntad de la Administración Educativa - ha revertido en una mejora de la calidad de la
educación para todo el alumnado. A modo de resumen, se señalan a continuación algunas de las
cuestiones que a mi entender definen la situación actual respecto de la integración (Giné, 1998).
En un sentido amplio, hoy en día tanto la reflexión como la práctica de la integración en nuestro
país se sitúa en el cumplimiento de uno de los objetivos de la reforma que es justamente hacer de
los centros educativos un entorno comprensivo capaz de acoger y atender adecuadamente a la
diversidad de necesidades de los alumnos, sobretodo en la enseñanza secundaria obligatoria.
La ampliación de la educación secundaria obligatoria conlleva la presencia en las aulas de alumnado
con intereses, motivaciones y capacidades bien diferentes, entre los que se hallan tanto aquellos
procedentes de otras etnias y culturas, como aquellos con problemas emocionales y/o de aprendizaje
o bien con retraso en el desarrollo como consecuencia de una discapacidad. La opción a favor de un
currículum básico para todos los alumnos y, por tanto, de una escuela comprensiva exige tomar en
consideración las distintas necesidades presentes en el alumnado con objeto de que no se
conviertan en fuente de discriminación sino que se perciban como indicadores del tipo de apoyos
que van a necesitar con objeto de facilitar su progreso y, en última instancia, el logro de los objetivos
establecidos para cada una de las etapas educativas. La integración de los alumnos con algún tipo
de discapacidad no puede sustraerse a este concepto amplio de diversidad sino que en él encuentra
pleno sentido, dado que este planteamiento nos lleva a centrar la atención no tanto en lo que tienen
de diferente estos alumnos –aunque lógicamente sin menoscabo de sus características personales
si no en la naturaleza de la respuesta educativa, es decir en el tipo y grado de ayuda que necesitan
para progresar.
Antecedentes
de la educación especial
La historia de la educación
especial ha estado ligada históricamente al concepto y a la idea que se tenía
de la persona que necesitaba este apoyo.
En este artículo podremos
conocer su evolución desde las primeras civilizaciones hasta la
actualidad.
Considerando que este tipo de
sistema educativo es concebido para niños socialmente
capacitados, clasificadas como aptas por los
estándares sociales, quedando parcialmente fuera
de la enseñanza formal los niños con
capacidades diferentes; no fue hasta que las élites mexicanas intentaron
consolidar acciones para solucionar el problema de la educación en este país,
por ejemplo en 1861 en el México de la Reforma, Benito Juárez decretó la Ley de
Institución Pública, que establecía la obligación de dar atención educativa a
las personas con discapacidad, sin lograr un avance sustancial en la materia,
manteniendo con poca o nula atención a las diferentes personas que padecían
algún tipo de discapacidad de la época, porque recordemos que en México, hasta
antes del siglo XX, no se establecía la educación como un derecho y una
obligación para las personas con discapacidad
Los avances sobre educación
especial en el Porfiriato son pocos y precarios; “en el año de 1884, Francisco
Fagoaga dedicó cuatro departamentos en el Hospicio para Pobres con el fin de
que proporcionan atención a niños, niñas, ancianos, ancianas y a personas con
déficit visual.” lo que sobresale en esta época es el intento de implantar y
conformar un sistema educativo enfocado a niños con capacidades diferentes e
indígenas, entonces así en 1908, se decretó la Ley de Educación Primaria y en
1911, la Ley de Instrucción Rudimentaria, en ambas se disponía la creación de
escuelas y/o enseñanzas especiales para infantes con discapacidad y el
establecimiento de escuelas para los indígenas.
Para ese entonces el desarrollo
de los sistemas, se vieron interrumpidos por
estallido de la Revolución mexicana 1910, por
consiguiente no sería hasta 1920, surgió el enfoque médico-pedagógico para la
atención de la población infantil con capacidades diferentes; p
ara 1925 se crea el
departamento de Psicopedagogía e Higiene Escolar; se buscaba el mayor
rendimiento posible de los alumnos, así como que el maestro identificará
adecuadamente las capacidades de sus alumnos y con base en ello utilizara
métodos y procedimientos pedagógicos acorde a sus necesidades, por consiguiente
la Secretaría de Educación Pública (SEP) (creada en 1921), no interviene en la
educación de alumnos con discapacidad sino hasta 1935. Se debe considerar, que
además de ser destellos que intentaban cubrir las necesidades de los niños que
requerían educación especial, predominaba el discurso higienista, que pretendía
convertir a México en una nación civilizada, moderna y progresista, así como de
encaminar al pueblo mexicano hacia su “regeneración” y su redención.” La
Secretaría de Educación Pública (SEP) y el departamento de Salubridad Pública
fueron dos de las principales instancias donde dicho proyecto se concretó
institucionalmente.
Entonces las niños con
problemas relacionados con la educación especial de la época estaban
categorizados como insanos, considerando que ya existía el artículo tercero
constitucional y un sistema educativos medianamente funcional, pero que no
tenía mecanismos para proporcionar la herramientas necesarias a los niños con
discapacidades diferentes, quedando completamente sujetas a las formas de
enseñanza generalizante del concepto de educación gubernamental, pero a pesar
de lo anterior, se generó un avance en cuestión de cuidado especializado, los
maestros normalistas se vieron en la necesidad de ser autodidactas para dar una
atención a los niños que presentaban capacidades diferentes, asimismo se
constituyeron algunas especializadas, por ejemplo: En 1937 se constituye, la
Escuela Nacional para Ciegos, Escuela Municipal de Sordomudos y posteriormente
Escuela Nacional de Sordomudos, Departamento de Psicopedagogía e Higiene
Escolar…, entre otras. Los avances en materia de educación especial, por lo
antes mencionado se van desarrollando a la par del sistema educativo mexicano,
pero sin ser parte integral del sistema, asimismo a mediados de la década de
1940 se establece la tendencia que se conoce como la expresión de escuela de la
unidad nacional, promovida por Jaime Torres Bodet, lo que supuso el abandono
del proyecto de educación socialista,heredado del gobierno de Lázaro Cárdenas.
Posteriormente, surge la Clínica de la Conducta, que se funda en el gobierno de
Manuel Ávila Camacho, en la que se estudiaba la personalidad del niño y buscaba
los parámetros de la conducta normal, en contraste de los niños problema, que
se definían como, los hijos indisciplinados, inmorales, perversos, psicópatas,
enfermos, alumnos con malas calificaciones, crueles, con anomalías sexuales,
amantes de lo ajeno, desatentos y con nulo aprovechamiento; a mediados del
siglo XX, es sistema educativos mexicano, dirigida por la SEP, se consolidaba,
brindando la oportunidad a una gran mayoría de infantes, a acceder a la
educación pública, lo cual significaba un gran avance en el país, pero los
avances en materia de educación espacial seguían avanzando en forma paulatina,
por ejemplo en 1953, la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) fundó la
Dirección General de Rehabilitación organizándose los Centros de Rehabilitación
para personas con trastornos neuromotores,
ciegos, sordos y débiles
mentales.
En 1970 que se crea la
Dirección General de Educación Especial (DGEE), hecho que significó un hito
importante en la evolución de la Integración de las personas con discapacidad
en México, al incorporarse al grupo de países, que de acuerdo a las
recomendaciones de la UNESCO, reconocen la necesidad de la educación especial dentro
del contexto de la educación general. Este tipo de informes, empiezan a
establecer pautas para considerar las diferentes problemáticas que enfrenta el
educando con problemas referentes a la educación especial en México, que
implementa el “Plan Nacional de Desarrollo, del gobierno de los presidentes
José López Portillo (1976-1982); Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) y
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)” (Sánchez, 2010: 119).
Fuentes bibliográficas:
Climent Giné i Giné. (2001). Inclusión
y sistema educativo. 14 de Septiembre de 2019, de Usal Sitio web: http://campus.usal.es/~inico/actividades/actasuruguay2001/1.pdf
Gabriel Rayos Gracia. (2015). Breve
historia de la educación especial en Mexico . 14 de Septiembre de 2019, de
Sociologos Sitio web: https://ssociologos.com/2015/03/05/breve-historia-de-la-
Universidad de
Colima
Facultad de
ciencias de la educación
Educación
especial
Historia de la educación especial
Equipo #3
Duran Meza Alejandra
Jaquelin
Espinoza Gutiérrez Abril
Itzel
García Avalos Alejandra
Navarro Cárdenas Yaneli
Zamora Galvan Carolina
Alejandra
1°E
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